Negociaciones
El terrorismo me repugna. ETA asesina porque sí, sin sentido. Sin opción a conseguir nada, porque cualquier personas sensata sabe que mediante las bombas y los estragos no van a avanzar en lo que sea que quieran, que no está nada claro.
Pero también es cierto que ETA agoniza. Da sus últimos coletazos. Sus comandos son patéticos, sin formación, sin ideas y sin cultura. Sus lineas de mando están deshechas. Su potencial económico, agotado. Su apoyo popular (que es, en definitiva, lo que mantiene viva a cualquier banda terrorista) cada día es más pobre.
Entonces, el Parlamento decide que, si ETA abandona las armas, es el momento de negociar su fin. Su fin, no sus aspiraciones políticas. Y yo me encuentro en una seria dicotomía. Por un lado, el natural deseo de justicia invita a seguir dándoles hostias in-eternum. Por otro lado, el sentido común me dice que, si no hay unas conversaciones, nunca acabará del todo. Policialmente se puede acosar, debilitar, dejarla reducida al 5% de su capaci