Invasiones y minas

Por una vez, me voy a poner en una posición que la mayoría de mis lectores podrán tildar incluso de reaccionaria. Me refiero al último asalto de Melilla por parte de personas que residen en el vecino Marruecos.

España es un país soberano. Eso quiere decir que tiene fronteras y que tiene el derecho de decidir quien entra y quien no dentro de su territorio. El mundo funciona así. Y la reciprocidad es la base del Derecho Internacional. Otra cosa es que las personas que, por un motivo u otro, viven en el interior de nuestras fronteras tengan derecho a una vida digna y a no malvivir peor que ciertos animales.

El caso es que hace un par de días, un grupo de al menos trescientos hombres, perfectamente organizados, equipados con material de asalto ad-hoc (escaleras, mantas y guantes, principalmente) se lanzaron sobre las doble alambrada que delimita España con Marruecos e intentaron entrar en nuestro país por la fuerza. No sé como lo llamarán en otros sitios, pero en mi pueblo eso es una invasión. Al límite de lo que se considera una acción de guerra, aunque no fueran marroquíes los asaltantes.

Después, resulta que la Guardia Civil, en una inferioridad de 8 a 1 o peor, emplea material antidisturbios para rechazar dicha invasión del país soberano. Y de postre, aparece un muerto que ciertos testigos dicen que falleció al recibir el impacto de una pelota de goma en el pecho (ya es mala suerte, por otro lado...).

Yo tengo varias preguntas ante este hecho. ¿Cómo es que es la Guardia Civil, un cuerpo policial, quien defiente una frontera que debería estar asignada al Ejército? Y la más importante ¿Qué se supone que debe hacer ante la invasión de España? ¿Dejarles pasar? ¿Decirles que, hay que ver, chicos, lo salteis las vallas, que para eso están? Cuando alguien hace un intento de esa clase (recordemos: coordinado y con material preparado) no parece estar muy dispuesto a atender a razones.

Hace poco, había un campo de minas antipersonal debidamente señalizado entre ambos países, cuyos mapas estaban en posesión de los ingenieros del Ejército que lo habían diseñado. Con ese tipo de defensa, la frontera era impermeable, y de manera no-violenta. Ahora casi parece que se invite al asalto, con un par de alambradas que hasta un niño podría traspasar.

Con eso quiero decir que ese tipo de denostadas armas no siempre son "malas". Lo son cuando se siembran en los caminos o en los campos de labranza, diseminadas y sin avisar, como hacian los estadounidenses en Vietnam, o como sigue haciendo cualquier caudillo de tres al cuarto de cualquier país africano. Pero en un campo señalizado y plasmado en un mapa, a modo de barrera fronteriza, me parecía una buena idea.

El problema es que, como en todo, en España siempre queremos ser más papistas que el Papa.

Por cierto, a la hora de terminar de escribir estas líneas, Marruecos informa que el supuesto fallecido por un pelotazo de la Guardia Civil, ni tiene señales de dicho pelotazo ni, al parecer, participó en la invasión...

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