El mundo que ven algunos
Llevo un par de semanas oyendo la COPE y leyendo Libertad Digital. Son dos medios de comunicación controlados por un señor llamado Federico Jiménez-Losantos, al cual ya he citado alguna otra ocasión.
He pensado mucho cómo escribir este artículo. En principio, pensaba redactarlo de modo irónico, viéndome reflejado en el mundo que dibuja este señor. Finalmente, he creído que lo mejor es hacerlo desde la objetividad... si es que esos es posible.
Voy a tratar de relatar la manera en que este hombre ve la realidad. No es ninguna exageración ni deformación: es lo que él cuenta cada mañana y escribe cada día:
España estaba hundida hasta que el PP llegó al poder. No pintaba nada en el panorama mundial y en Europa solo pretendían abusar de nosotros. Afortunadamente, llegó Aznar y el ala más derechista del PP para poner freno a esa situación. Naturalmente, había —y hay— escoria quintacolumnista dentro del PP: Gallardón, Piqué y todo aquel que muestre cual señal de no ser un radical de derechas. Esas personas deberían haber sido purgadas, pero no lo son, solo Dios sabe por qué.
Entonces, un don-nadie llamado José Luis, y que había salido poco menos que expulsado de León, su ciudad natal, se alió, gracias a su esbirro Rubalcaba con ETA para atentar contra una serie de trenes de cercanías, matar a muchos españoles, echarle las culpas a los moros y así hacerse con el poder. Los españoles somos tontos, picamos, y así acabó la etapa más gloriosa de España desde 1975.
Desde que subió al poder, se dedicó a desmembrar España, hasta el punto de que el sitio este donde vivimos ya no es España. Lo que no dice es lo que es hoy en día. Vendido por el puro placer de la maldad a independentistas, bien catalanes, bien vascos, bien gallegos, bien de donde sean.
No obstante, el verdadero poder en esta cosa que era un país no lo ejerce el gobierno del PSOE: es de un señor que se apellida Polanco, que controla absolutamente todos los medios de comunicación, directa o indirectamente (salvo, quizá, la COPE y Libertad Digital, supongo yo), y hace y deshace a su antojo. Los banqueros se pliegan a su voluntad, los pobrecitos, sojuzgados por su enorme autoridad. Polanco decide los nombramientos de la Real Academia de la Lengua (por eso se admitió a Pérez-Reverte y por eso no se admite a Umbral), y nombra, casi a dedo, a los cargos de responsabilidad en todas partes. Los habitantes de esto-que-no-es-un-país nos dejamos engañar, porque somos todos tontos... salvo los que le oyen y leen a él, es de suponer.
Naturalmente, debe velar por la pureza de los pocos "españoles puros" que quedan. Afortunadamente se ha dado cuenta de que personas como Ansón o Luis del Olmo en realidad también son unos sucios izquierdistas, ya que el primero reconoció la trama que Jiménez-Losantos había urdido junto a Pedro J, el propio Ansón y algunos otros paladines de la verdad, para derrocar el gobierno de Felipe González a base de inventarse corrupciones donde no las había y magnificar las que sí existían. El segundo (del Olmo) entró en la lista negra desde que se publicó una entrevista en la que decía que ZP no le parecía un mal Presidente. Anatema, claro.
En su mundo particular, las corrupciones en el PP (como el caso de Orihuela o el caso Fabra en que Zaplana está metido hasta las orejas) o simplemente no existen, o son una mentira urdida por Polanco y otros enemigos de la Patria.
Jiménez-Losantos es capaz de decir, textualmente, que tuvo que hacer una purga en la COPE para eliminar "soviets sociatas" que había infiltrados en todas las filas de la cadena.
Que Gallardón o Piqué, u otros moderados de su partido no sigan las tesis más reaccionarias de Acebes o Aznar se debe a que (como no) son esbirros de Polanco, y pretenden la fragmentación de la derecha. O, lo que es peor, hacerse con los cargos principales del PP y convertir a ese partido en otra marioneta de ese empresario todopoderoso.
A partir de aquí, ya son mis reflexiones:
Todo lo anterior dicho entre expresiones de odio y rabia que asustarían a los nazis más acostumbrados a los discursos hitlerianos. Jiménez-Losantos es capaz de soltar exabruptos contra todo aquel que no sea su acólito incluso cuando da la previsión del tiempo. Todo momento es bueno para lanzar sus encendidas soflamas.
Tengo que reconocer que a ratos tenía que cambiar de cadena de radio, o cerrar el navegador, porque llegaba a perder el contacto con la realidad. Afortunadamente, en cuanto dejaba de oirle, podía ver que el mundo no había cambiado, y que España sigue siendo España, con o sin Estatuto de Cataluña, y que ETA ha declarado el alto el fuego, quizá definitivo, aunque el Gobierno no se fía, etc.
Ahora la COPE ha sido expulsada del EGM por manipular los datos, y Jiménez-Losantos se enfrenta a una denuncia ante el Tribunal de la Competencia por sus palabras. Y, la verdad, me parece poco teniendo en cuenta lo que sale de sus labios podridos por el odio y el rencor.
He pensado mucho cómo escribir este artículo. En principio, pensaba redactarlo de modo irónico, viéndome reflejado en el mundo que dibuja este señor. Finalmente, he creído que lo mejor es hacerlo desde la objetividad... si es que esos es posible.
Voy a tratar de relatar la manera en que este hombre ve la realidad. No es ninguna exageración ni deformación: es lo que él cuenta cada mañana y escribe cada día:
España estaba hundida hasta que el PP llegó al poder. No pintaba nada en el panorama mundial y en Europa solo pretendían abusar de nosotros. Afortunadamente, llegó Aznar y el ala más derechista del PP para poner freno a esa situación. Naturalmente, había —y hay— escoria quintacolumnista dentro del PP: Gallardón, Piqué y todo aquel que muestre cual señal de no ser un radical de derechas. Esas personas deberían haber sido purgadas, pero no lo son, solo Dios sabe por qué.
Entonces, un don-nadie llamado José Luis, y que había salido poco menos que expulsado de León, su ciudad natal, se alió, gracias a su esbirro Rubalcaba con ETA para atentar contra una serie de trenes de cercanías, matar a muchos españoles, echarle las culpas a los moros y así hacerse con el poder. Los españoles somos tontos, picamos, y así acabó la etapa más gloriosa de España desde 1975.
Desde que subió al poder, se dedicó a desmembrar España, hasta el punto de que el sitio este donde vivimos ya no es España. Lo que no dice es lo que es hoy en día. Vendido por el puro placer de la maldad a independentistas, bien catalanes, bien vascos, bien gallegos, bien de donde sean.
No obstante, el verdadero poder en esta cosa que era un país no lo ejerce el gobierno del PSOE: es de un señor que se apellida Polanco, que controla absolutamente todos los medios de comunicación, directa o indirectamente (salvo, quizá, la COPE y Libertad Digital, supongo yo), y hace y deshace a su antojo. Los banqueros se pliegan a su voluntad, los pobrecitos, sojuzgados por su enorme autoridad. Polanco decide los nombramientos de la Real Academia de la Lengua (por eso se admitió a Pérez-Reverte y por eso no se admite a Umbral), y nombra, casi a dedo, a los cargos de responsabilidad en todas partes. Los habitantes de esto-que-no-es-un-país nos dejamos engañar, porque somos todos tontos... salvo los que le oyen y leen a él, es de suponer.
Naturalmente, debe velar por la pureza de los pocos "españoles puros" que quedan. Afortunadamente se ha dado cuenta de que personas como Ansón o Luis del Olmo en realidad también son unos sucios izquierdistas, ya que el primero reconoció la trama que Jiménez-Losantos había urdido junto a Pedro J, el propio Ansón y algunos otros paladines de la verdad, para derrocar el gobierno de Felipe González a base de inventarse corrupciones donde no las había y magnificar las que sí existían. El segundo (del Olmo) entró en la lista negra desde que se publicó una entrevista en la que decía que ZP no le parecía un mal Presidente. Anatema, claro.
En su mundo particular, las corrupciones en el PP (como el caso de Orihuela o el caso Fabra en que Zaplana está metido hasta las orejas) o simplemente no existen, o son una mentira urdida por Polanco y otros enemigos de la Patria.
Jiménez-Losantos es capaz de decir, textualmente, que tuvo que hacer una purga en la COPE para eliminar "soviets sociatas" que había infiltrados en todas las filas de la cadena.
Que Gallardón o Piqué, u otros moderados de su partido no sigan las tesis más reaccionarias de Acebes o Aznar se debe a que (como no) son esbirros de Polanco, y pretenden la fragmentación de la derecha. O, lo que es peor, hacerse con los cargos principales del PP y convertir a ese partido en otra marioneta de ese empresario todopoderoso.
A partir de aquí, ya son mis reflexiones:
Todo lo anterior dicho entre expresiones de odio y rabia que asustarían a los nazis más acostumbrados a los discursos hitlerianos. Jiménez-Losantos es capaz de soltar exabruptos contra todo aquel que no sea su acólito incluso cuando da la previsión del tiempo. Todo momento es bueno para lanzar sus encendidas soflamas.
Tengo que reconocer que a ratos tenía que cambiar de cadena de radio, o cerrar el navegador, porque llegaba a perder el contacto con la realidad. Afortunadamente, en cuanto dejaba de oirle, podía ver que el mundo no había cambiado, y que España sigue siendo España, con o sin Estatuto de Cataluña, y que ETA ha declarado el alto el fuego, quizá definitivo, aunque el Gobierno no se fía, etc.
Ahora la COPE ha sido expulsada del EGM por manipular los datos, y Jiménez-Losantos se enfrenta a una denuncia ante el Tribunal de la Competencia por sus palabras. Y, la verdad, me parece poco teniendo en cuenta lo que sale de sus labios podridos por el odio y el rencor.
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