Reflexiones sobre Cataluña

Acabo de volver de un periplo laboral que me ha llevado por Cataluña. Son conocidos ya mis artículos en este mismo blog sobre la exclusión a la que el resto de los españoles nos vemos sometidos en esa Comunudad Autónoma. No obstante, desde mi última visita (2005), he observado algunos cambios significativos. Y me he vuelto con la sensación de que ciertos medios de comunicación nos quieren vender una historia que no es la de verdad.

El primer cambio significativo que observé fue que los carteles de las carreteras, para topónimos de fuera de Cataluña figuraban en español, lo cual es un gran cambio respecto a la última vez. Ahora, ya no tengo que estrujarme la cabeza para saber que "Saragossa" quiere decir Zaragoza. Es una deferencia para los visitantes que se agradece mucho.

Otra cosa que he apreciado es que la bandera de España está en cada edificio oficial, acompañada, si es el caso, por la de Cataluña o por la de la ciudad en concreto. Así que las historias que nos quieren vender sobre "guerra de banderas" yo no las he visto por ningún sitio. Hasta en el famoso castillo de Montjuic, cedido al Ayuntamiento por el Ministerio de Defensa, ondea la rojigualda, a pesar de una pretendida polémica sobre ese asunto que, al parecer, nunca exisitió.

Y lo mismo sobre la rotulación de las tiendas. Me fijé especialmente, dado que nos cuentan día sí, día también que se van poniendo multas y se espía a quien no atiende y rotula en catalán. Pues bien: en Barcelona capital, había calles enteras (como Las Ramblas) donde prácticamente todas las tiendas tienen sus carteles en español. Y en general, podemos decir que la cosa estaba al cincuenta por ciento. En otros pueblos, depende. Algunos eran prácticamente catalógrafos, mientras que otros la lengua de la Nación dominaba casi por completo.

No obstante, aún quedan muchas cosas por conseguir para que el resto de los españoles se sienta a gusto allí. Por ejemplo, en todos los restaurantes de comida rápida, los menús estan exclusivamente en catalán. Algunas veces es fácil interpretarlo. Otras no tanto.

Y, por supuesto, falta lo más importante... El derecho a los residentes en esa parte de España a desenvolverse en su día a día en español, a no sentirse excluídos por el hecho de elegir el idioma que la Constitución les da derecho a usar.

Una cosa es que el visitante se sienta menos extranjero en España... pero el residente allí sigue pasándolo mal.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
me gustaria saber de donde es usted
porque fiscalizar de este modo la vida cotidiana de una sociedad es toda una hazaña.
parece usted como dios observando a esos pobres y diferentes pecadores que hablan en un lenguaje
que no esta en concordancia con su
buen tino de como se debe hablar en su españa.

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