Hombres, Mujeres y Violencia

Hoy voy a tratar un tema que va a levantar ampollas. No solo eso: lo que voy a poner me va a granjear una serie de enemigos de por vida, y un montón de comentarios pidiendo mi cabeza. Pero, lamentablemente, lo que hablo es experiencia en primera mano. No, no he sido víctima, ni mucho menos agresor. Pero por mi trabajo he estado cerca de muchos casos, y lamentablemente, me he encontrado con lo que voy a contar.
En primer lugar, vaya por delante que jamás defenderé utilizar la violencia contra otra persona que no ofrece un peligro a tu persona. Mucho menos, a una persona querida y cercana. Quien se aprovecha de su fuerza física es una persona despreciable. Punto.
El problema es cuando se aprovecha la ley para obtener ventajas de cara al fin de una relación. Me explico: una mujer que, según toda su familia (sus propias hijos incluídos), jamás ha sufrido un golpe de su marido, de repente, dos días después de que su marido decida divorciarse de ella, empieza a denunciar agresiones, sin que aparentemente, claro, tenga una sola señal.
Otro ejemplo: una mujer, separada de su marido, lo denuncia en dos ocasiones por agresiones. Dichas agresiones son bastante aparentes, y juegan un papel principal en que el divorcio sea muy beneficioso para ella. Poco tiempo después, se demuestra que la violencia la ha ejercido su actual pareja, y ella ha aprovechado la coyuntura.
Un tercer ejemplo: un hombre, maltratado habitualmente por su esposa, va a pedir ayuda. Si fuera mujer, tendría derecho a asistencia letrada gratuíta. Si fuera mujer, tendría derecho a una casa de acogida donde pasar unos días. Si fuera mujer, lo que su mujer le hacía, sería considerado delito. Por ser hombre, no tiene derecho alguno. Y cuando ese hombre pregunta qué salida tiene, uno se queda con cara de póquer.
Y es que la ley, hoy en día, es terriblemente injusta. Pongo ahora un ejemplo teórico: una mujer y un hombre, matrimonio, en un parque. Ella le propina patadas, puñetazos, y tirones de pelo. El, harto de defenderse como buenamente puede grita "para de una vez, hija de puta". Todo esto ocurre delante de varios testigos, que ratifican punto por punto esta versión. Son detenidos y puestos a disposición judicial. Por estos hechos, la mujer es responsable de una falta leve de lesiones, y sancionada con una multa de hasta trescientos euros (en la práctica, no más de treinta). El hombre es culpable de un delito de malos tratos psíquicos en el ámbito familiar, y penado con de uno a tres años de prisión. ¿Espeluznante, no?
Hay una realidad terrible, que es un mínimo porcentaje de mujeres que sufren terriblemente a manos de hijos de puta alcohólicos, violentos y con un distorsionado sentido de la propiedad. Luego existe otro gran porcentaje de mujeres, que acaparan el 95% de las denuncias, cuyo único propósito es obtener ventajas judiciales, a costa de hundir la vida de quien ha sido su pareja. Y muchas veces lo consiguen. Hombres incapaces de matar una mosca, se ven en un calabozo hasta tres días, se ven con antecedentes penales, y se ven señalados por todo el barrio.
Hay que evitar que mujeres sigan muriendo a manos de sus maridos. Pero también que ese porcentaje de hombres (menos del 33% del total) mueran a manos de sus mujeres, y que las personas honradas sufran por culpa de mujeres desalmadas.
Hala, ya podéis despellejarme...

Comentarios

Último Íbero ha dicho que…
Estoy completamente de acuerdo contigo.

Pero ya sabes, hecha la ley, hecha la trampa. Y en este caso muchos abogados matrimonialistas aconsejan proceder de esa manera contra el hombre en caso de divorcio.

Lamentable pero cierto.

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