El precio de unas chuletas
Arde España por los cuatro costados, arden los bosques y mueren las gentes que luchan por apagarlos. Todos perdemos, unos mucho más que otros; atrás quedan viudas, huérfanos, padres, novias, familiares y amigos desconsolados.
Y todo porque a alguien le apetecía hacer una barbacoa, y eso que, aunque en el sitio elegido estuvieran permitidas, se les hubiera prohibido hacerla dadas las condiciones de extrema sequía. Pero bueno, esto es España y todos sabemos cómo somos los españoles: ¡Qué va a saber un guarda forestal sobre las condiciones del bosque! ¡Vamos anda! ¡Como que nos va a chafar la barbacoa, la merienda, las ricas chuletas y los deliciosos choricillos! Yo no me vuelvo a casa con la comida empaquetada. Total, si tengo un control absoluto sobre la situación... (¿Cuántas veces habremos oído eso referido a tantos temas distintos?). Y no, no tenemos el control, porque el viento no tiene dueño, y los montes están secos, muy secos, y arden con la sola mención de acercarles una fuente de calor.
Más de 11.000 hectareas de Guadalajara quemadas, cientos de desalojados, gentes con el alma en vilo... Me pregunto si estarían buenas las chuletas y cuánto costaron. A los españoles, a los castellanos, a los manchegos... les han costado mucho.
Y hay once familias que nunca deberían haberlas pagado tan caras.
Hay once personas que han muerto por hacer su trabajo; quizá no eran héroes como se ha dicho de ellos, tan sólo gentes normales que cumplían con su deber y que, por la diversión irresponsable de unos pocos, nunca volverán a casa.
¿Merecía la pena el día de campo?
Y todo porque a alguien le apetecía hacer una barbacoa, y eso que, aunque en el sitio elegido estuvieran permitidas, se les hubiera prohibido hacerla dadas las condiciones de extrema sequía. Pero bueno, esto es España y todos sabemos cómo somos los españoles: ¡Qué va a saber un guarda forestal sobre las condiciones del bosque! ¡Vamos anda! ¡Como que nos va a chafar la barbacoa, la merienda, las ricas chuletas y los deliciosos choricillos! Yo no me vuelvo a casa con la comida empaquetada. Total, si tengo un control absoluto sobre la situación... (¿Cuántas veces habremos oído eso referido a tantos temas distintos?). Y no, no tenemos el control, porque el viento no tiene dueño, y los montes están secos, muy secos, y arden con la sola mención de acercarles una fuente de calor.
Más de 11.000 hectareas de Guadalajara quemadas, cientos de desalojados, gentes con el alma en vilo... Me pregunto si estarían buenas las chuletas y cuánto costaron. A los españoles, a los castellanos, a los manchegos... les han costado mucho.
Y hay once familias que nunca deberían haberlas pagado tan caras.
Hay once personas que han muerto por hacer su trabajo; quizá no eran héroes como se ha dicho de ellos, tan sólo gentes normales que cumplían con su deber y que, por la diversión irresponsable de unos pocos, nunca volverán a casa.
¿Merecía la pena el día de campo?
Comentarios
Por cierto: los intentos del PP del convertir esta desgracia en el Prestige del PSOE no tienen ni nombre. Es una verguenza que no pienso comentar más allá de estas cuatro líneas, por respeto a los afectados. Mal van con esa estrategia. Punto final.
Confiemos al menos en que esto suponga un cambio de actitud desde la gente hacia el campo y desde los políticos y las autoridades hacia el cuidado y prevención.
¡Maldito fuego!