Londres

De nuevo el terrorismo islamista nos ha golpeado. Esta vez ha decidido que los infieles que debían morir por el mero hecho de ser eso, "infieles", fueran los usuarios del metro y de un autobús en la capital británica.

Nos han vuelto a demostrar su odio, su fanatismo, su "visión del mundo" y sus principios religiosos y morales (estos se resumen en "la vida no vale nada"). Así que ya sabemos, una vez más, lo que tenemos delante. A que nos enfrentamos. En definitiva donde estan ellos.

Pero ¿sabemos donde estamos nosotros?

Aún se oyen voces en nuestros propios países que ven en estas masacres una "respuesta" a las malvadas, egoistas y opresoras acciones occidentales en los países pobres. Aún hay entre nosotros politicastros, intelectualoides y buenrollistas que "entienden" y "comprenden" los ideales que empujan a asesinar a nuestros paisanos.

Parece mentira que aún muchos de entre nosotros tengan la venda puesta en los ojos y prefieran claudicar, ceder al chantaje y aceptar las "razonables peticiones" de los que ponen bombas en el metro, en los autobuses o en los trenes.

Esta vez ha sido Londres. Ha sido inevitable según la propia Policia Metropolitana, su jefe ha llegado a reconocer que no sabían el cuando y el como pero sí que antes o después no podrían desmantelar una masacre. Y como antes Madrid y Nueva York y tantos otros lugares nos ha tocado enterrar a nuestros paisanos sin importarnos si eran de aquí o de allí, hombres o mujeres, mayores o niños. Una vez más el fanatismo salvaje islamista nos ha querido marcar con sus garras. Y lo ha hecho. Y sabemos que no será la última vez.

Por tanto debemos continuar luchando, no rendirnos y demostrar una vez más que nuestros valores (la LIBERTAD, el respeto a los DERECHOS HUMANOS, la DEMOCRACIA) están por encima de los que pretenden imponernos su maldito, sangriento y despótico modo de entender "el mundo".

Londres, hermosa ciudad. Hoy compartimos tu dolor desde la vieja y hermosa España.

Comentarios

Eduardo ha dicho que…
Precioso. Y bien dicho. Pero no hay que olvidar que para defender los Derechos Humanos, la Democracia y la Libertad, no se puede pasar por encima de esos mismos valores que pretendemos defender. Desde el momento en que lo hagamos, ellos habrán ganado.

Solo respetando aquello en lo que creemos podremos vencer. Y venceremos.

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