Botellones
Los "jóvenes" se están convocando entre sí para juntarse en su ciudad y dedicarse a beber. Bueno. Vale.
Personalmente me parece una estupidez juntarse para beber, pero no veo una diferencia cualitativa entre emborracharse en un bar y hacerlo al aire libre. Eso respecto al hecho en sí, claro.
Los problemas que generan son otra historia. La mayor parte de los ruidos y la suciedad en un bar quedan de puertas para adentro, mientras que en la calle son los sufridos vecinos los que tienen que soportar ruidos, gritos, peleas y malos olores. Por eso es repudiable el botellón en las calles céntricas.
No obstante, si se toman iniciativas positivas, como en Andalucía (donde curiosamente hay un gobierno progresista) y se habilitan lugares específicos lejos de los nucleos habitados, los futuros alcohólicos realizan sus actos sin molestar a nadie.
Sin embargo, si se prohibe sin más y se acosa a los participantes, como en Madrid o Valladolid (donde, mira tú por donde, el gobierno es conservador), se consiguen enfrentamientos, problemas de orden público y "botellones móviles". Definitivamente, la represión no es la solución.
Recordemos que vivimos en una "cultura del alcohol", donde emborracharse, por algún motivo que escapa a mi entender, no está mal visto. Y beber acarrea luego comas etílicos, peleas, embarazos no deseados y un montón más de problemas. Y eso pasa igual tanto si se bebe en la calle como en un bar. Así que está claro que se debe buscar la educación y no la represión.
Si los padres no rieran la primera copita de champán del niño en una boda, quizá nuestra realidad fuera distinta.
P.D. De sabios es rectificar: La noche pasada, además de incidentes en Salamanca (de gobierno del PP) los hubo en Barcelona, donde el gobierno es pretendidamente progresista. Pero Barcelona tiene dos problemas tradicionales: está lleno de grupúsculos radicales (pseudo-anarquistas, "ocupas" y demás) y los gobiernos de corte nacionalista, que difícilmente pueden ser progresistas, tanto si so nombre el PSC, como si es CiU o ERC.
Personalmente me parece una estupidez juntarse para beber, pero no veo una diferencia cualitativa entre emborracharse en un bar y hacerlo al aire libre. Eso respecto al hecho en sí, claro.
Los problemas que generan son otra historia. La mayor parte de los ruidos y la suciedad en un bar quedan de puertas para adentro, mientras que en la calle son los sufridos vecinos los que tienen que soportar ruidos, gritos, peleas y malos olores. Por eso es repudiable el botellón en las calles céntricas.
No obstante, si se toman iniciativas positivas, como en Andalucía (donde curiosamente hay un gobierno progresista) y se habilitan lugares específicos lejos de los nucleos habitados, los futuros alcohólicos realizan sus actos sin molestar a nadie.
Sin embargo, si se prohibe sin más y se acosa a los participantes, como en Madrid o Valladolid (donde, mira tú por donde, el gobierno es conservador), se consiguen enfrentamientos, problemas de orden público y "botellones móviles". Definitivamente, la represión no es la solución.
Recordemos que vivimos en una "cultura del alcohol", donde emborracharse, por algún motivo que escapa a mi entender, no está mal visto. Y beber acarrea luego comas etílicos, peleas, embarazos no deseados y un montón más de problemas. Y eso pasa igual tanto si se bebe en la calle como en un bar. Así que está claro que se debe buscar la educación y no la represión.
Si los padres no rieran la primera copita de champán del niño en una boda, quizá nuestra realidad fuera distinta.
P.D. De sabios es rectificar: La noche pasada, además de incidentes en Salamanca (de gobierno del PP) los hubo en Barcelona, donde el gobierno es pretendidamente progresista. Pero Barcelona tiene dos problemas tradicionales: está lleno de grupúsculos radicales (pseudo-anarquistas, "ocupas" y demás) y los gobiernos de corte nacionalista, que difícilmente pueden ser progresistas, tanto si so nombre el PSC, como si es CiU o ERC.
Comentarios
Borracheras ha habido siempre (con o sin botellones) y al final de todas ellas el responsable siempre es el que bebe sin mesura. Por la razón que sea: fardar con los amigos, no saber sus límites, querer desinhibirse, gustarle el sabor, etc. A saber.
Tampoco creo que haya que cargarle encima al hecho de beber alcohol todos los sambenitos del mundo. Los embarazos no deseados, las violaciones, peleas, robos, suciedad, etc también se dan sin la participación del alcohol. De nuevo vienen a ser cosas relacionadas con como actua cada uno y como está educado y sus valores.
Ahora con el botellón, la sociedad (ellos, tu y yo) tiene delante una situación nueva y hasta que sepamos lidiar con ella habrá tensiones (como en Barcelona, donde ha habido casi 70 heridos y 50 detenidos, será por su gobierno progresista, siguiendo la lógica de Edu), 20.000 tíos bebiendo como en Granada o un desmantelamiento progresivo según llegaban como en Madrid.
Leyes hay de sobra. Me temo que no hay ni voluntad ni educación para aplicarlas.
Así que confiemos en que siempre que haya megabotellones "pásalo" llegue la lluvia y se lo fastidie.