Es cuestión de poder

Es cuestión de poder, o mejor dicho de estar en el poder, lo que ha impedido e impedirá en el futuro que se se reforme la Constitución para reducir la actual sobrerepresentación que tienen los partidos nacionalistas en el Parlamento español.

El análisis es muy sencillo y nos demuestra la talla moral y política de todos nuestros políticos así como la carencia de verdaderos hombres (y mujeres) de Estado que tenemos en España.

Para reformar la Constitución hace falta que la reforma deseada se vote en el Parlamento y se apruebe por una mayoría cualificada (creo que 3/4 ó 4/5 de los diputados), luego se convocan Elecciones Generales y se vuelve a votar en el Parlamento con el mismo tipo de mayoría cualificada, posteriormente se vota en Referendum nacional.

Hecho esto la Constitución se reforma y entran en vigor los nuevos puntos.

Actualmente el PSOE más el PP tienen mayoría suficiente entre los dos para modificar la Constitución si van de la mano. Y en ambos está clara la necesidad de recortar el peso específico de los partidos minoritarios nacionalistas en el Parlamento, pero que obtienen no por su número de votantes sino por las carencias y debilidades del sistema D'Ont (o como se escriba). De esa manera (o con el actual sistema) la gobernabilidad del país depende de apoyos de partidos minoritarios y nacionalistas carentes de sentido de Estado (Estado español al menos, claro) que supeditan sus apoyos a obtener beneficios para sus objetivos políticos (que nunca benefician a toda la ciudadanía española sino solo a las oligarquías políticas regionales de que ellos son representantes en Madrid).

Entonces ¿donde está el problema si PP y PSOE pueden modificar juntos la Constitución?

En la sencilla razón de que en España el poder político está muy fragmentado entre Estado, Autonomías y Ayuntamientos. Y PP y PSOE se apoyan en esos mismos partidos políticos nacionalistas para gobernar (o tocar algo de poder, como el PSOE en el País Vasco) en algunas Comunidades y Ayuntamientos.

Por tanto si comenzasen un proceso de reforma constitucional en este sentido perderían automaticamente esos apoyos y por tanto esas cuotas de poder "local" y autonómico". Y claro, eso no están dispuesto a aceptarlo ni el PSOE ni el PP (y menos los cientos de cargos públicos de esos partidos que viven de la política local).

Así que mientras no dirigan esos partidos a nivel nacional verdaderos hombres de Estado, dispuestos a aceptar esos sacrificios por el bien común y la estabilidad nacional me temo que estaremos en las mismas.

Y mientras tanto los nacionalistas a chupar de la teta hasta secarla. Tal y como estamos viendo con el nuevo Estatuto de Cataluña. Por poner un ejemplo.

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